El gobierno iraní cerró Instagram y WhatsApp y redujo drásticamente la velocidad de Internet el 21 de septiembre en respuesta a las protestas en todo el país. Esto no solo ha restringido en gran medida el acceso de los iraníes a la información, sino que también ha limitado las actividades comerciales de millones de iraníes. Tres de nuestros Observadores explican cómo estas restricciones han afectado su vida diaria y cómo todavía se las arreglan, a veces, para sortearlas.