La cobertura de educación superior se ubicó en el 53,94% para el año 2021, según datos del Ministerio de Educación Nacional. En esa medida, casi la mitad de la población estudiantil necesita otro tipo de formación.
Portafolio habló con Eduardo Behrentz, presidente del Instituto Colombiano de Aprendizaje (Incap), una entidad encargada de formar para el trabajo, cuyo propósito es que los estudiantes aprendan a hacer. Además, hizo referencia al panorama de la educación formal y de la importancia de este tipo de apuestas para que las personas puedan lograr una movilidad social.
(El 70% de colombianos es pobre, no tiene trabajo digno ni educación).
¿Cómo ve el sistema de educación del país?
Lo primero que hay que decir sobre el sistema de educación es que no es solo la educación estándar con sus grados y títulos: básica, bachillerato, media, educación superior, etc. Hay que decir que en este mundo pasa que entre la media y la educación superior hay una deserción.
En Colombia se gradúan 450.000 bachilleres al año, una cifra que viene ligeramente a la baja por diferentes razones, por ejemplo, que la pirámide demográfica del país ha bajado. De esos, se observa que la tasa de cobertura, que es cuánta población logra entrar a la universidad o a un técnico profesional, solo el 40% lo logra: es decir, 180.000 estudiantes.
Además, de esos 180.000 que entran, solo se gradúa la mitad. Así, nuestra cobertura es baja y nuestra deserción es alta. Esos jóvenes tienen que tomar otra ruta: ya sea la empleabilidad directa u otro tipo de educación. Porque, además, para entrar a las universidades públicas es muy complicado y no hay los cupos suficientes.
¿Por qué cree que se dan esos fenómenos de deserción?
Hay tres motivos tras la deserción en Colombia. El primero es el mero costo, en el caso de las universidades privadas, la educación es costosa y el Icetex no da abasto en la facilidad de créditos blandos. Este es quizá uno de los más importantes factores.
Otro es el académico, aquí pasa que muchas veces las obligaciones que pueden tener en casa o en algún trabajo no permite que los estudiantes logren enfrentar el rigor académico.
La tercera es la vocacional, en la que se entra a una carrera y se dan cuenta de que no es lo de ellos.
(Nequi reduce tasa de interés para modalidad de crédito ‘salvavidas’).
¿Podríamos decir que con ese panorama hay una crisis de la educación formal en el país?
Hay, por llamarlo así, una crisis de la educación superior en Colombia y el mundo. Esto, porque muchos jóvenes se preguntan si hay un valor agregado en estar cuatro o cinco años en la universidad vs. el costo/oportunidad.
Además, cuál es la competencia real que me está dando eso y cuál es el nivel de empleabilidad, así como cuánto se va a ganar al salir. Las personas que van a la educación superior, después de 10 años solo 1 de cada 4 está trabajando en algo relacionado con lo que estudió.
(Así es el curso de finanzas personales que ofrecen la Unam y Coursera).
Y ahí es cuando entra la educación para el trabajo…
Sí. Es el segundo mundo de la educación y se conoce como la Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano (Etdh). Aquí termina mucho del 85% que no puede acceder a la otra ruta de educación.
Se va detrás del certificado de aptitud vocacional y son programas de año y medio o dos años, en los que se entrenan en aptitudes laborales en distintos temas: gastronomía, asistente de contabilidad o atención a la primera infancia, entre otros.
En este tipo de educación la tasa de deserción es baja y la empleabilidad es alta, casi del 100%. Este tipo de educación es lo que hace el Instituto Colombiano de Aprendizaje (Incap) y una de las cosas que hace el Sena.
Usted estuvo mucho tiempo en universidades, ¿cómo ha sido esa transición de la educación convencional a la educación para el trabajo?
Estuve casi 20 años en la educación superior y estoy muy agradecido con mis oportunidades. Ahora pasé a este bello mundo de la formación para el trabajo y estoy muy emocionado con lo que hago.
(Consultas políticas y enseñar español, pactos entre Colombia y Etiopía).
¿Cuáles son las ventajas de la educación para el trabajo?
Que tiene una metodología del saber hacer: mostrarles a las personas cómo se hace, permitirles que ellos mismos lo hagan y luego retroalimentar el trabajo. Esa es la clave.
¿Cuáles son los indicadores de empleabilidad de Incap?
Tenemos centenares de empresas que contratan a nuestros estudiantes para suplir la cuota que tienen en contratación de aprendices del Sena. El Incap tiene más de 400 convenios vigentes y activos.
Eso les permite a muchos estudiantes que entran como aprendices, quedar enganchados en las compañías. De hecho, nos pasa que tenemos más demanda que oferta de aprendices, por ejemplo, en el sector financiero es en el que más nos pasa.
Esto es una de nuestras principales banderas y objetivos como institución dedicada a la educación para el trabajo y el desarrollo humano: lograr una buena empleabilidad para nuestros estudiantes, dada la pertinencia y calidad de las competencias laborales que ellos adquieren, para así ser motor de movilidad social para ellos y su entorno.
Un ejemplo es el acuerdo que tenemos con Harry Sasson (a través de la Fundación Universitaria Unigermana y otros socios), en dónde los estudiantes reciben capacitaciones.
(‘Top’ 10 de los bancos más grandes del mundo en 2023).
Programas disponibles en el Incap
El Instituto Colombiano de Aprendizaje (Incap) tiene 40 años de establecido, cerca de 8.000 estudiantes y 30 programas de técnicos laborales. Hay varias sedes y una red de contactos.
En cuanto a escuelas, son nueve: gastronomía, ciencias de la salud, industrial, diseño e innovación, negocios, tecnología y desarrollo, idiomas, educación y educación continua. En el Incap todos los programas son presencial, porque se busca reforzar la inmersión en las prácticas y que se expongan en nuestros laboratorios, cocinas, etc. Con estos programas buscan formar en las capacidades que necesita el mercado.
PORTAFOLIO
Fuente: www.portafolio.co
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